Por razones laborales de mis padres, tuvimos que mudarnos a España, concretamente a un pueblo pequeño de Soria, El Burgo de Osma (abajo dejo fotos). Allí fue donde pasé prácticamente toda mi vida, desde los 7 años hasta los 18. Confieso que no tuve los mejores momentos en aquellos tiempos, pero siempre quedarán los buenos recuerdos e, incluso, los buenos amigos.

Al acabar Bachillerato, tenía muy claro lo que iba a estudiar y a lo que me quería dedicar en un futuro. Por lo tanto, realicé la preinscripción para Estudios Ingleses en dos universidades, pero me decanté por Valladolid. Mis padres y yo dejamos la vida atrás en Soria y comenzamos de 0 en la capital de Castilla y León. Hubo muchos nervios al principio por ese miedo a lo desconocido, pero supimos seguir adelante con mucha confianza y valentía. Creo que mudarme a Valladolid fue una de las mejores decisiones que he tomado porque he conocido a muy buenos amigos gracias a la carrera con los que sigo manteniendo contacto y espero hacerlo por mucho más tiempo. 

Ahora, elegí estudiar un Máster en Profesor por pura vocación. Desde muy pequeña, me encantaba ver a los profesores, cómo daban clase, cuál era su manera de relacionarse con los alumnos, etc. Desde entonces, he sentido una gran atracción por el mundo de la docencia y quiero ser docente algún día. Sí que es verdad que no tengo experiencia laboral en el ámbito, pero considero que tengo una primera toma de contacto más que suficiente por hacerme cargo de mis 4 sobrinos y, de vez en cuando, de muchos primos pequeños. Debido a esto, he sacado algunas conclusiones sobre la educación: 

• La figura del profesor. Con el paso de los años, me he dado cuenta que los profesores que más interesados están en su área y en la docencia, son los que mejores resultados obtienen en sus aulas en todos los aspectos. Parece una tontería, pero yo he tenido a muchos profesores que no ponían empeño alguno en ver el rendimiento de sus alumnos o, simplemente, no tenían interés por su asignatura. Por esta razón, en un futuro, quiero demostrar a mis alumnos que no soy superior que ellos por el mero hecho de ser profesora y que ir a clase no es aburrido si se fomenta la motivación y la exploración. 
• "Uff... yo con el inglés mal": opiniones como esta son de las más comunes al aprender inglés y suelen ir de la mano de un miedo irracional al aprender un idioma nuevo. Está claro que enfrentarse a algo nuevo en general nos produce inseguridad. Pero, si no se expone/presenta como algo tedioso, sino que una experiencia más de la que aprender, esa inseguridad se pierde poco a poco. Eso y sumando las infinitas maneras para aprender un idioma, de las cuales para mí son más entretenidas ver películas, escuchar canciones o mantener conversaciones, el miedo se queda atrás.

Y bueno, dejo algunas fotos de mi viaje el pasado agosto a Armenia para que descubráis un poco sobre mis raíces y amenizar la presentación. 

Gracias por leerme. ¡Hasta la próxima!

Mariam.